Qoricancha es la muestra contundente de la fusión de las culturas Inca e hispana. En las bases de lo que fue el Templo del Sol de los antiguos peruanos, se construyeron la iglesia y el convento de Santo Domingo. El templo es un símbolo de la imposición occidental. Una muestra viviente de la convivencia del pasado autóctono con la arquitectura europea.
El templo fue construido con piedras finamente labradas. En el interior, los muros de los diversos recintos estaban cubiertos de láminas de oro y plata. Llama la atención el gran tamaño de las piedras de los muros Inca, tres de las cuales tienen más de 30 ángulos. Se destaca también un bloque de 24 ángulos y 6 lados. Domina el lugar el gran torreón inca y resalta una de las hornacinas ceremoniales con agujeros en bajo relieve que guardaba relación con el solsticio de invierno. Hacia la parte baja, hay fuentes y jardines hasta donde llegaban las tribus conquistadas para entregar sus ofrendas.
El culto en el interior del templo estaba reservado para las más importantes personalidades de la época y acudían al lugar poblaciones de todo el Imperio para rendir culto y tributo a los dioses del Tahuantinsuyo.
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