Señor de Huanca

El Señor de Huanca es una advocación de Nuestro Señor Jesucristo que se venera en el sur del Perú, en la ciudad del Cusco.

Cada 14 de setiembre el Santuario del Señor de Huanca se llena de miles y miles de personas que motivadas por la fe y la tradición se acercan al Señor de Huanca para pedirle algún ruego.

Hay varias maneras de llegar a Huanca y una de las más comunes, que es utilizada por miles de peregrinos, es dirigiéndose a pie desde el distrito cusqueño de San Jerónimo. La noche anterior al 14 de setiembre se puede ver en la Plaza de dicho distrito a miles de personas, quienes, acompañados de una mochila, una linterna y, claro, una fe muy grande inician su recorrido, el cual dura, aproximadamente, de 4 a 6 horas en promedio, pudiendo ser más o menos dependiendo del ritmo de caminata de la gente. Se puede observar grupos de amigos, familias, gente de toda clase social que va hacia Huanca en visita al Señor del mismo nombre. Al llegar a ese punto podemos observar la cantidad de gente que va llegando no sólo a pie sino también en autos, combis y microbuses hacia el Santuario.

Es muy común  ver autos, microbuses, como disfrazados de un colorido es que van agradecer el Señor de Huanca por  los favores recibidos, a bendecir su hogar y darles sobre todo salud y tranquilidad.

En Huanca hay un lugar especial donde la gente puede encender sus velas, ya que en el Templo no se puede hacer esto por medidas de precaución contra incendios, es así que en este lugar se ven muchas velas y en la pared los nombres de la gente o algún dibujo representando algo.

El Señor de Huanca que es Jesucristo mismo, debe ayudarnos a siempre ir  madurando en nuestra fe y acercarnos con una mayor preparación hacia él mediante los Sacramentos, en especial la Eucaristía, que son  instrumentos de Dios para poder estar cerca de Él siempre y todos los días de nuestras vidas.

Dios nos habla de distintas maneras y una de éstas es mediante el Señor de Huanca, es así que Cristo se hace presente en la historia de su pueblo como lo hizo en Huanca al mostrarse allí presente.

El Señor de Huanca se pintó una roca y alrededor de ella  levantado un altar. Según relata la historia existen muchos relatos pero uno de ellos menciona que  en 1675 el indígena Diego Quispe, cansado de los abusos que sufría en la mina Yasos, se fugó. Encontró un escondite en una cueva, donde fue iluminado por la presencia de Cristo. A partir de entonces la imagen comenzó a ser venerada y cada 14 de Septiembre llegan al lugar innumerables devotos, bendecidos por el párroco del santuario y que sus anhelos se hagan realidad.

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