La Iglesia de San Blas Cusco está ubicada en el centro histórico de la ciudad del Cusco, específicamente en el barrio que lleva el mismo nombre.
Su estructura era simple: un plano de suelo rectangular y paredes de adobe, pero después del terremoto de 1650 se reforzó parcialmente con paredes de piedra. Tiene dos puertas (una principal orientada hacia el oeste y otra lateral orientada hacia el sur y que da a la Plazoleta). La iglesia carece de torre y cuenta con una espadaña con base y tres cuerpos de campanario.
Toda la riqueza artística y ornamental de San Blas se concentra en su interior, está compuesto por una sola nave recubierta sencillamente de madera; además, su moblaje litúrgico fue patrocinado por el obispo Mollinedo. En cuyo gobierno eclesiástico se labraron los retablos y platería e incluso el célebre púlpito, que constituye su mayor tesoro.
En 1676, el párroco Juan Bravo de Dávila y Cartagena solicitó la confección de varios cuadros sobre la vida del obispo San Blas, que todavía adornan los muros laterales. Son notables composiciones barrocas cuyo autor anónimo se vio influido por el estilo de Diego Quispe Tito. De esa misma época data el final de la construcción del altar mayor y del retablo de la Virgen del Buen Suceso, que ostentan columnas salomónicas de recargada labor. Ambos fueron dorados por el maestro indígena Juan Tomás Tuiru Túpac. También, son admirables sus frontales de plata, sobre todo el de la Virgen del Buen Suceso, obra maestra de la platería cusqueña en la era Mollinedo.
Entre las imágenes religiosas más notables cabe mencionar a los dos arcángeles de ampuloso movimiento, en maguey y tela encolada. Son obras típicas de la imaginería cusqueña del siglo XVIII y nos recuerdan la ancestral habilidad de los artesanos de San Blas. Hay columnas barrocas e imágenes esculpidas de los cuatro evangelistas: San Mateo, San Juan, San Marcos y San Lucas. Asimismo, en la parte central está la escultura de la “Inmaculada Concepción”. En el tórax del púlpito está la efigie del Santo Patrocinador de la parroquia: San Blas; con ropa obispal. Sobre esta imagen se encuentra el escudo de armas del obispo Mollinedo y Angulo.
También, están las esculturas de los doctores de la iglesia, San Bonaventure, Santo Tomás de Aquino, San Agustín, San Gregorio, San Jerónimo, San Bernardo y San Francisco. Finalmente, coronando el púlpito y apoyado por cinco arcángeles, está la escultura de San Paul de Tarsus (un autor cusqueño afirma que es Santo Tomás, y algunos otros que es Jesús) con un crucifijo en su mano; antes de los pies de San Paul hay un cráneo que se supone que pertenece al autor del púlpito.
Pero, es el púlpito de insuperable talla barroca, la obra que cautiva la atención del visitante. Terminado hacia 1692, representa la realización más alta de un género que ocupó a los mejores talladores de la región.
Asimismo, su composición incluye una serie de alegorías sacras triunfalistas, claramente inspiradas por la ideología de la Contrarreforma.
Como cualquier otro púlpito normal, el de San Blas tiene un balcón (cubeta), un tórax (cuerpo principal), una tabla sonora (cupola), y una galería (entrada). La cubeta es esférica y está apoyada por una estructura de bronce que contiene ocho bustos humanos que representan a los herejes del catolicismo, éstos son: